El jueves sentimos ya cómo se aproximaba el momento de la despedida, y el tiempo empezó a transcurrir a mayor velocidad. Visitamos el
Sète de
Brassens, la Venecia francesa, un cambio completo con todo lo que habíamos visto anteriormente. Más calor, urgencia por encontrar un baño, un helado y un
museo extraño. Les zézettes de Sète... buenísimas!
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